Storytelling o el arte de contar historias. El término, tal como se conoce hoy, se acuñó hace un par de décadas, cuando los gurús del coaching de superación personal se percataron de que dar un mensaje a través de una historia contada era mucho más efectivo y agradable que dar ese mismo mensaje por medio de ideas y conceptos teóricos.
Eso, sumado a la rápida adaptación del storytelling por parte de los entornos políticos y publicitarios y a la tecnología de avanzada en dispositivos móviles, permitió que esta técnica narrativa tuviera el auge enorme con que cuenta hoy.
La verdad es que “contar historias” no es nada nuevo.
La actividad se remonta a los inicios de la comunicación misma. En épocas cavernícolas, los antiguos primitivos a través de sus pinturas rupestres narraron las historias de sus hazañas de supervivencia hace más de 40 mil años.
En una época mucho más cercana, nuestros propios abuelos solían contarnos historias al lado de las camas con el fin de conciliar el sueño. Narraban historias a veces reales, a veces ficticias mientras los pequeños infantes armaban imágenes en sus mentes para poner un contexto visual a la narración.
Hacer storytelling es fascinante.
Te permite dar rienda suelta a tu imaginación como narrador para crear una pieza comunicativa efectiva, procurando establecer una conexión emocional específica en quien la consume.
¿Te imaginas a un abuelo contando una historia espeluznante para que los niños duerman? ¿O un político haciendo storytelling para aburrir a sus electores? ¿Eso no sucede verdad? Todo lo contrario.
En el primer caso, el abuelo busca crear la emoción tranquilidad para que el pequeño duerma y en el segundo caso, el político querrá crear la emoción confianza, para que el electorado vote por él.
La generación de emociones es el motor para que la audiencia tome acción.
4 pasos para hacer storytelling:
- Identifica bien cuál es el mensaje que quieres transmitir
Debes orientar el mensaje a subsanar un problema, una falla, una falencia, etc. de un grupo social en particular.
- Conoce a quién le vas a llegar con la historia
Es necesario que conozcas el perfil psicológico de nuestro público. Saber la edad, el género, conocer sus creencias, su modo de vida, hábitos y expectativas te ayudará a definir el mensaje y cómo lo comunicarás.
- Estructura el mensaje y define el medio por el que le vas a llegar al público
No armes una historia improvisada. Eso es irrespetar al público al que quieres llegar. Debes ser muy creativo y original para que el mensaje sea de alto impacto. No digas lo que los demás ya han dicho. Se tú, uno solo en comunión con tu audiencia.
- Ten un objetivo concreto que lograr
Esto significa tener predeterminado cuál es el efecto que pretendes producir en quien percibe la historia. Cuál es el cambio que quieres lograr en la audiencia y qué acción quieres que la audiencia tome después de la historia que acabas de contar.
Si bien en las cavernas el soporte físico que daba pie a la narrativa eran las paredes y piedras de las cavernas, en el mundo de hoy el soporte físico está dado por los cada vez más modernos dispositivos tecnológicos digitales que permite que el storytelling se haga con texto, imágenes y video interactivo y hasta involucre inteligencia artificial.
Esto abre un mundo ilimitado de creatividad al servicio de todas las áreas del conocimiento humano. Sin embargo, lo importante es la historia, no el medio por el cual se divulga. Si no hay una buena historia, es difícil lograr el objetivo planteado, por más tecnología que involucres.
A los humanos nos gusta contar historias. Y escucharlas. Aprovecha esto para desbordar tu creatividad haciendo storytelling.
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